Considerado uno de los grandes arquitectos del modernismo catalán, Josep Puig i Cadafalch, recibió en el año 1905, el encargo por parte de el Dr. Sastre i Marqués, para diseñar y dirigir la construcción de lo que iba a ser su residencia de veraneo familiar, en lo que entonces era el pueblo de Sarriá, en las afueras de Barcelona. El propietario era un conocido farmacéutico del casco antiguo de la ciudad, un comercio también construido por el mismo arquitecto que a día de hoy ya no existe.
Construida en 1905, ampliada en 1931 y restaurada con la participación de ARKO BARCELONA en 2018, durante nueve meses, en un proceso minucioso y respetuoso con idea original del maestro Cadafalch.
Las fachadas reposan sobre un basamento de mampostería común de piedra sobre el que reposa un arrimadero escaqueado de baldosas de valencia verdes y blancas que recubre la práctica totalidad de la planta baja. El resto de paramentos se presentan revestidos con mortero blanco y, cerrando los alzados, se utilizó el ladrillo visto en los pilares de la galería del último piso, en el cornisamento de la casa y, sobre todo, en las almenas piramidales que recorren los tres azoteas y la valla del jardín. La casa se reparte en tres niveles escalonados, el más alto de los que da al jardín, donde se organiza la fachada principal. Esta fachada destaca por la presencia de la puerta de acceso, coronada con un esgrafiado floral con una cartela con la inscripción «AÑO MCMV». Esta puerta, como el resto de aberturas de la planta baja se presenta coronada por un arco rebajado sin marcos. En el primer piso destaca la presencia de una tribuna en tres planos cerrada con madera y vidrio y reposando sobre una barbacana hecha de tejas y cerámica verde y blanca. Esta tribuna, que también recorre la segunda planta, es rematada por una torreta circular coronada por una cuculla revestida de escamas de cerámica vidriada ocre y verde. La segunda planta, protegida bajo un potente alero de madera y tejas, se muestra al exterior como una solana de ventanas continuas de ladrillo. En todas las aberturas, así como las barandillas de las azoteas, destaca la presencia de elementos como verjas de hierro forjado adornados con apliques florales y que contienen bridas para colocar macetas. También hay que destacar, en el ángulo del jardín, la presencia de una pequeña glorieta de madera cubierta con una cuculla cónica revestida de trencadís verde y blanco.
Trabajar en la reforma de edificios y viviendas antiguas e históricas requiere un grado extra de profesionalidad y sobre todo experiencia, contar con un equipo capaz de encontrar y tratar con materiales originales respetando el espíritu inicial de los creadores del proyecto. Profesionalidad, calidad y cuidado son los valores que tenemos y queremos mantener, ahora y en el futuro.